Muy lejos de mis blancos zapatos, esos zapatos que ensucié por correr tras él, y decidida a caminar descalza lo que quedara de sendero, intenté pisar con firmeza las hojas secas que caían de los árboles, quería escucharlas gritar por mí. Pero el intento de cerrar mi boca y ocultar mi verdad, resultó poco fructífero. Mi cuerpo entero decía lo que yo no quería contar y las hojas secas nunca me quisieron ayudar. De mis ojos brotaba un río y, sin ser precisamente el mar Muerto, en sus aguas llevaban mi vida. En aquel instante, recordé que desdee pequeña gozaba con el crujir de las hojas caídas bajo mis pies, disfrutaba pasar sobre las huellas que los descuidados árboles dejan en invierno. Y me aferré a ese recuerdo...
Mis pies se ensuciaron con el barro que dejó el río, la tierra que arrastré y las hojas secas de los árboles. Y ya no podré aparecer así frente a nadie, nadie me va a querer con los pies sucios...
viernes, 6 de noviembre de 2009
sábado, 22 de agosto de 2009
sábado, 8 de agosto de 2009
jajjajajajá- y miras el techo mientras te retuerces en el suelo...
ajajaja- y miro tu rostro cuando miras el techo mientras te retuerces en el suelo...
ajajaja- y me miras porque miro tu rostro cuando miras el techo mientras te retuerces en el suelo
ajajaja- y te miro pues me miras porque miro tu rostro cuando miras el techo mientras te retuerces en el suelo
(silencio)- ... un beso
ajajaja- y miro tu rostro cuando miras el techo mientras te retuerces en el suelo...
ajajaja- y me miras porque miro tu rostro cuando miras el techo mientras te retuerces en el suelo
ajajaja- y te miro pues me miras porque miro tu rostro cuando miras el techo mientras te retuerces en el suelo
(silencio)- ... un beso
domingo, 19 de julio de 2009
viernes, 22 de mayo de 2009
Gran M
En un lugar tan extraño, todo puede pasar. Sí, desde el nacimiento de un ser inesperado hasta la creación de un híbrido tan extraño e inútil como es un angelgatomariposa. Es ahí donde comienza esta historia, que perfectamente puede ser igual a otras y, por lo tanto, no tiene gran importancia que alguien la escriba...sin embargo, la escribiré. Hemos de esperar que ninguno de los que la lean se sientan tocados por las siguientes palabras.
Porque nadie esperaba que posara sus pies sobre esta tierra, muy fértil, por lo demás. Porque nadie pensaba que podría aparecer en esa plaza, en la banca oscura, bajo el árbol grande, frente a los jugadores de ajedrez, junto a las palomas, en medio de la noche, mientras una prostituta se pasea esperando un cliente y un fanático religioso marca el camino a la salvación eterna. Nadie imaginó que volvería a pisar el terreno que juntos disfrutaron por tanto tiempo. Pero ahí estaba, sentado, descansando, pensando o simplemente esperando a que la muerte se dignara a acompañarlo. Ahí, mirando a la nada o mirando su pasado, quizás recordando "tiempos mejores"...ese tiempo en que aún la tenía frente a él y podía ver su sonrisa y sus ojos que gritaban de mil maneras cuanto deseaban acompañarlo para siempre, cosa que, en honor a la verdad, nunca le importó.
Él no deseaba ser pequeño, no quería vivir sólo en sus ojos ni ser sólo motivo de una sonrisa. Él quería ser mucho más que eso. Pensaba en esa sonrisa lejana, casi olvidada, que aparecía como una luz y lo salvaba y, que luego, se iba, lo dejaba protagonizando el más triste de los espectáculos. Patético, ¿qué más se podría decir del?...
Porque nadie esperaba que posara sus pies sobre esta tierra, muy fértil, por lo demás. Porque nadie pensaba que podría aparecer en esa plaza, en la banca oscura, bajo el árbol grande, frente a los jugadores de ajedrez, junto a las palomas, en medio de la noche, mientras una prostituta se pasea esperando un cliente y un fanático religioso marca el camino a la salvación eterna. Nadie imaginó que volvería a pisar el terreno que juntos disfrutaron por tanto tiempo. Pero ahí estaba, sentado, descansando, pensando o simplemente esperando a que la muerte se dignara a acompañarlo. Ahí, mirando a la nada o mirando su pasado, quizás recordando "tiempos mejores"...ese tiempo en que aún la tenía frente a él y podía ver su sonrisa y sus ojos que gritaban de mil maneras cuanto deseaban acompañarlo para siempre, cosa que, en honor a la verdad, nunca le importó.
Él no deseaba ser pequeño, no quería vivir sólo en sus ojos ni ser sólo motivo de una sonrisa. Él quería ser mucho más que eso. Pensaba en esa sonrisa lejana, casi olvidada, que aparecía como una luz y lo salvaba y, que luego, se iba, lo dejaba protagonizando el más triste de los espectáculos. Patético, ¿qué más se podría decir del?...
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